La primavera llegó con alegría para el actor Nicolás Maiques, ya que comenzó una gira teatral junto a María Valenzuela y Sabrina Carballo con la obra 100 metros cuadrados ¡El inconveniente! del autor español Juan Carlos Rubio.

Valenzuela ya hizo, en el año 2019, la primera temporada de esta obra que obtuvo 5 nominaciones a los Premios Ace y excelentes críticas del periodismo especializado.

Conocido por su papel en Floricienta, pero con un sólido historial en el teatro, Maiques divierte tanto frente a las cámaras como arriba del escenario.

¿Cómo la estás pasando en esta gira?, ¿Con Sabrina ya trabajaste y con María compartiste algún proyecto?

Estoy muy feliz de estar en el teatro después de tantas cosas que hemos pasado en la Argentina.

Con Sabri trabajamos juntos en la obra “La Lechuga” y Con María nos conocíamos de la vida, de cruzarnos en estudios Pampa, cuando yo hacía Rebelde Way, después Floricienta, luego ella hacía Amor Mío y ahí nos encontrábamos. Después la fui a ver al teatro, ella a mí también. Siempre nos tratamos con mucho cariño y teníamos ganas de trabajar juntos.

Vi la primera y me encantó ¿La segunda temporada de “100 metros cuadrados” tiene un toque diferente?

La esencia es la misma, pero tiene una impronta de cada uno de nosotros. María, que ella la hizo, al tener dos instrumentos distintos (Sabrina y yo) también le genera algo nuevo. Por eso, el que ya la vio tiene que volverla a ver porque es una versión distinta y va a encantar.

¿Podés contar algunas características de tu personaje?

Interpreto a un pibe que está con una crisis laboral y tiene en claro lo que es el arte, y quiere cantar; le encanta eso. Cuenta con el talento para hacerlo, pero va deambulando por ahí. Mientras tanto necesita trabajar. De repente lo ves trabajando como agente inmobiliario, luego como camillero, después manicura y pedicura. Es decir, va variando en trabajos; es un buscavida y un poco chanta. Con tal de trabajar, dice que sabe hacer las uñas cuando en realidad no sabe. Es muy gracioso, muy lindo de hacer.

¿Cómo vivenciaste el trabajo con un director tan nombrado en la cartelera porteña?

Manuel González Gil es un tipo tan dulce, tan agradable y tan cálido para trabajar que desde el día uno me sentí a gusto. Es una persona que deja proponer a los actores y está abierto a recibir sugerencias, mientras que lo que se proponga no destruya al cuento ni al personaje.

Además, él como director tiene muy en claro lo que quiere y sabe llevarte muy bien hacia ahí. Es muy respetuoso para decir las cosas; es minucioso para trabajar, está atento a cada mensaje. Es muy buen director y, a su vez, muy buena persona. Siempre priorizo que sean buenas personas antes que buenos profesionales; y acá se da el combo soñado y perfecto.

La obra deja un mensaje claro con su propia canción como “La vida es hoy, bailemos hasta que baje el telón”. Esa frase, ¿Qué te genera a vos como Nicolás?

Me hace acordar mucho a muchas etapas de mi vida, de perseverancia, de pensar mucho en la meta y no tanto en el proceso.

Más allá de lo que me pasa en mi vida, últimamente estoy muy conectado con la vida y el presente. Estoy tan de acuerdo con el mensaje que me encantaría que todo el mundo vea esta obra y se pueda conectar un poquito más con su presente y con el disfrute, debido a que son cosas que todos vemos, pero no las ponemos en práctica.

¿Cómo lograste adquirir esas herramientas personales para poder dar lo mejor en tu trabajo?

Tengo la suerte de haber hecho mucha terapia psicológica y trabajar, y poner el foco en el presente, en disfrutar lo que se lleve, pensar en la gente que quiero, y decirles que los quiero, cuidarlos, estar en armonía con ellos y conmigo mismo; porque si no estoy en armonía conmigo mismo, no puedo estar en armonía con nadie.

Además de las ciudades donde se están presentando, ¿Tienen pensados salir por todas las provincias?

¡Obvio! la idea es hacer todo el país. Hasta el 15 de enero estaremos girando por las provincias hasta que toque el momento de instalarnos en la costa para hacer temporada de verano.