Benjamín Vicuña y Laurita Fernández, junto con Rafael Ferro protagonizan EL MÉTODO GRÖNHOLM, el suceso teatral escrito por el catalán Jordi Galceran, con dirección de Ciro Zorzoli y producción general de Pablo Kompel. El elenco se completa con Julián Cabrera.
El próximo 20 de noviembre, con doble función en víspera de feriado, será la despedida de la temporada, uno de los mayores éxitos de la cartelera teatral de este año en el Paseo La Plaza.
¿De qué trata?
4 candidatos a un alto puesto ejecutivo de una multinacional tecnológica se enfrentan en la entrevista final. Pero aquí no hay ni entrevistador ni entrevistadora, sino que poco a poco deberán descubrir quién es realmente quién. Con diálogos fulgurantes, situaciones que cambian de rumbo en el instante menos esperado y un final que contiene otra sorpresa en su interior: carcajadas, hay muchísimas, pero la tensión es constante. Pacto de honor para quienes vean esta comedia: ¡no develar nunca pero nunca su final!
Funciones
MIERCOLES 20:15h / JUEVES 20:15h / VIERNES 21:30h / SÁBADO 20 y 21:45h / DOMINGO 20 y 21:45h
Entradas $4.300 a través de Plateanet.com
EL METODO GRÖNHOLM fue la obra revelación surgida del Teatro Nacional de Cataluña en 2003 y se convirtió en uno de los mayores éxitos de la cartelera teatral en Argentina en su estreno original en la Sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza en 2006; siendo protagonizado por Gabriel Goity, Jorge Suarez, Alejandra Flechner y Martin Seefeld, con dirección de Daniel Veronese; abarcando 2 años en cartel incluyendo giras nacionales, giras por la Costa Atlántica y los países limítrofes. Siendo actualmente una de las obras de Jordi Galceran más producidas en todo el mundo, esta nueva producción en Argentina presenta a Cecilia Zuvialde en el diseño de escenografía, Eli Sirlin en el diseño lumínico y Amelia Coral en el diseño de vestuario.
El autor Jordi Galceran comentó que la idea de la obra nace de una anécdota real: “En una papelera de Barcelona se encontraron una serie de documentos en los que un empleado del departamento de personal de una cadena de supermercados había anotado sus impresiones sobre las posibles candidatas a un puesto de cajera. Los comentarios estaban llenos de frases machistas, xenófobas y crueles del tipo “gorda, tetuda…”, “no sabe ni dar la mano…”, “voz de pito, parece idiota…”, etc. Aquel empleado, escudado en la sagrada misión que le había sido encomendada, se creía con derecho a emitir y poner por escrito aquellas sandeces sobre una serie de personas a las que no conocía nada. El hecho de tener el poder para otorgarles o no un trabajo lo legitimaba para ser cruel, implacable. Imaginé a esas pobres chicas intentando dar una buena imagen de sí mismas, una imagen empresarialmente correcta, intentando hacer lo que creían que se esperaba de ellas, dispuestas a soportar incluso pequeñas humillaciones para conseguir ese trabajo que necesitaban.”
Fotos y fuente: SMW Press