Después de escuchar por mucho tiempo las quejas de pacientes sobre las malas experiencias odontológicas previas, como así también oír a sus colegas protestar por sus pacientes complicados, el odontólogo pensó que debía hacer algo para cerrar esa grieta histórica entre ambas partes y que cualquier persona pueda acudir a controlar su salud bucal sin ningún tipo de temor.
El Dr. Hernán Bogo es solicitado por numerosas figuras del ambiente artístico y deportivo. Se especializa en la odontología estética y cuenta con 26 años de trayectoria en la implantología y rehabilitación oral. Tiene un Máster en Cirugía Dental y se desempeña como profesor en la Universidad Nacional de La Plata, donde acompaña en la formación de numerosos estudiantes.

Foto: Carlos Ventura
Su centro odontológico de Buenos Aires, ubicado en Santa Fe 3269, está integrado por varios profesionales. En la clínica se implementan las últimas tecnologías con métodos que logran resultados brillantes en la estética y la salud dental.
En esta oportunidad, el profesional dialogó con Fran Vidal Espectáculos sobre su primer libro “Ábrete Boca”:
¿Cómo explicás la odontofobia?
Es el miedo al odontólogo, pero de forma desmedida. Tiene gran similitud con la aerofobia, es decir el miedo a volar, en donde cuando una persona sube al avión pierde absolutamente la sensación de control de la situación y si bien la probabilidad de que ocurra algo es extremadamente baja, su vida ya no depende de sí mismo.
Nuestra profesión es invasiva y si bien nadie cree que su vida esté en riesgo, sí está la posibilidad de sentir dolor. Y eso genera un gran miedo hacia nosotros. La clave radica en trabajar con mucha suavidad y devolverle esa situación de control al paciente.
Del 1 al 10, ¿Cuán importante es la salud bucal?
Sin dudas 10 porque más allá de una cuestión estética, la boca forma la primera parte del sistema digestivo. Por un lado, la pérdida de piezas dentarias conlleva problemas gastrointestinales por mala trituración de los alimentos. Por otro lado, está habitada por una enorme cantidad de bacterias. Para tener una idea de la cantidad, hablamos de 100 millones por mililitro de saliva y 500 millones por diente, divididas entre 600 y 700 especies distintas. Imagínense que, a este nivel, cualquier desequilibrio en esta flora puede generar infecciones tanto en las piezas dentarias como en otros órganos, por ejemplo, el corazón.
En tu libro mencionás también la empatía, ¿Considerás que el profesional debe estar preparado psicológicamente para ayudar en determinados casos?
La empatía es el ABC del vínculo que formamos con nuestros pacientes y una materia pendiente en todas las ramas biológicas que tienen contacto directo con ellos. Si bien algunas Facultades algo tratan del tema, sólo lo hacen de manera muy superficial y a mi criterio, mal direccionadas. Y esto debe comenzar a aplicarse a nivel educativo. Hay que aprender a ponerse en el lugar del otro.
“Ábrete boca” no solamente sirve para concientizar sobre la salud bucal de pacientes, sino que también resulta provechoso para estudiantes de odontología y colegas, ¿Cómo fue organizaste todo el contenido?
Sin duda sirve tanto para pacientes como para odontólogos y estudiantes de odontología.
Para organizar el contenido de este libro solo iba recordando lo que uno vive a diario en el consultorio y en la Facultad. No solamente como profesional, sino también como paciente ya que nosotros también recurrimos a colegas para preservar nuestra salud bucal.
El resto fue solo cuestión de darle un orden y escribirlo a modo de cuento y sin tecnicismos para que sea entendible por cualquier persona.

(Foto: Infobae)
¿Creés que en la actualidad hay más responsabilidad profesional en esta rama?
Sí, pero aún falta mucho camino por recorrer. Mi mayor anhelo es que algún día se termine permanentemente este antagonismo “pacientes versus odontólogos” y podamos erradicar definitivamente el miedo que nos puedan tener. En eso estoy trabajando.
¿Qué debe tener en cuenta una persona al momento de elegir un odontólogo?, ¿Cómo se da cuenta si tiene vocación?
Existen dos factores que son importantes a tener en cuenta como la experiencia que tenga el odontólogo en el tratamiento que deba realizar y el profesionalismo, actualización y empatía. Si se cumplen todos estos parámetros el éxito de la relación paciente-profesional está prácticamente asegurado.
¿Por qué afirmás que en este ámbito la Inteligencia Emocional es el camino al éxito?
Nuestra profesión es muy invasiva y si no le entregamos al paciente la posibilidad de dominar la situación, seguramente les generemos una sensación de ansiedad y miedo difícil de controlar.
La mayor expresión de la inteligencia emocional es la empatía, la cual nos permite relacionarnos e interactuar convenientemente con el resto de las personas. Es en parte congénita pero también es flexible, se entrena y puede mejorarse.
Siempre digo que hay que hacer de cuenta que estamos atendiendo a nuestros propios hijos. Es un buen ejercicio para poder entrenarla y lograr el éxito en nuestra profesión.
¿Cómo te transmitió tu padre, el Dr. Pablo Bogo, la pasión por la profesión?
Creo que decantó naturalmente. Siempre me gustaron las matemáticas y la biología. Y como verán me incliné por esta última rama debido a su influencia. Así fue como me inicié en la cirugía odontológica y, posteriormente, me especialicé en estética. Casualmente hoy ocupo el lugar que supo ser suyo durante muchos años en la cátedra, lo cual no sólo es un gran orgullo sino una gran responsabilidad para seguir aprendiendo y enseñando.
Fotos de estudio: Carlos Ventura
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