Sebastián Ruff es el creador de “Ruff Diving” y, en esta temporada, decidió sumar su propuesta al dique Piscu Yaco, ubicado en la localidad de Cortaderas, San Luis.
Allí funciona la escuela de buceo con una invitación imperdible para sumergirse en el dique a dos, tres, cuatro y cinco metros de profundidad con un instructor a cargo.
Dialogamos con Sebastián sobre las actividades acuáticas y de su carrera que comenzó a los 18 años como guardavidas de la Cruz Roja:
¿Cómo surgió la propuesta de instalar la escuela de buceo?
Se dio porque aquí tengo un amigo que un día fue mi alumno. Se llama Ariel Piermarini, quien se vino a vivir a Cortaderas y un día lo visité, la verdad que me encantó el lugar para iniciar un proyecto. Queríamos hacer algo en el interior del país y nos pareció un lugar mágico, muy parecido a la temperatura del agua del sur brasileño, además tiene buena visibilidad y muy buen potencial para hacer numerosas actividades náuticas. A partir de ahí empezamos la gestión con el municipio de la localidad que nos facilitó absolutamente todo. Las clases se pudieron llevar a cabo y se hizo realidad este proyecto, que es sumamente ambicioso.
¿Cómo es una tarde en el dique con el buceo de bautismo y las tablas?
Contamos con tablas de stand up paddle, donde se puede navegar y es una actividad muy linda porque son tablas que tienen una excelente flotabilidad, inclusive se pueden compartir hasta dos personas. Al principio la gente recibe una clase con una instrucción breve y se divierten mucho cuando aprenden. Mientas que para el buceo tenemos la actividad de bautismo para quienes desconocen totalmente la actividad. En primer lugar, toman una pequeña clase sobre el equipo que van a utilizar y a partir de ahí se hace un buceo de costa.
¿Cuánto tiempo dura la actividad y qué valor tiene?
La clase y el buceo tiene una duración aproximadamente de una hora. Tiene un valor de 20 mil pesos. Vamos a estar hasta Semana Santa inclusive con actividades para el turismo.
Para la gente que desea hacer algo a nivel profesional, ¿Qué ofrecen?
Para buceos certificados se les da un botellón y como el dique es muy grande se eligen distintos puntos de buceo. También contamos con los cursos de buceo y la persona que quiere tener su certificado de buceo a nivel internacional puede hacerlo también.
¿Cómo son las clases?
Están divididas en tres encuentros de tres días en la semana, es personalizado y se coordinan con el instructor a cargo. Hay una parte teórica y otra práctica para lograr la aprobación. Como el curso está dado en aguas abiertas tienen la posibilidad de certificar internacionalmente con la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas.
¿Qué hacías antes de venir a la provincia de San Luis?
Hasta el año pasado tuvimos a cargo un parador en la costa atlántica donde ejercíamos el rol guardavidas. Es algo que amo hacer y que soñaba desde chico. Ahora, Ariel es el referente de la playa en el dique.
¿Cómo combinás tu trabajo de guardavidas e instructor de buceo?
Creo que una la complementa a la otra totalmente, cuando armamos la escuela de guardavidas de la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles, lo que incluí dentro de la carrera es que los guardavidas también adquieran conocimientos de buceo, ya que es una carrera que se súper complementa. Por ejemplo, Joaquín Díaz es el instructor que está a cargo en San Luis de la empresa, lo formé desde guardavidas y terminó como buzo. También tengo a Lorenzo Gardeñez en Brasil trabajando como instructor de buceo, a quien la semana próxima estaré visitándolo para hacer actividades juntos. Por último, Luciano Gómez que trabajó hasta el año pasado con nosotros, está en Portugal haciendo buceo deportivo. Por eso, para un buen guardavidas es interesante tener estos conocimientos que se pueden aplicar al salvamento.
¿Por qué hay que animarse a vivir esta experiencia, aunque dé un poco de miedo?
Creo que, por varios factores, primero porque el 75% del mundo es agua y está bueno descubrir, investigar en sus profundidades, a menor o mayor profundidad. Segundo porque la experiencia nos abre un abanico muy importante en nuestros viajes, en nuestro conocimiento y en la vida personal de cada uno. Hay que animarse y perder ese “miedo”, ya que se puede respirar debajo del agua. Una vez que la persona se coloca el regulador y tiene al instructor a su lado se van todos los miedos y empieza el disfrute. Generalmente la gente queda encantada y después vuelve a hacerlo o realiza el curso.
¿Qué otro proyecto tenés para este año?
Te cuento como novedad que, junto a mi padre, quien es médico en Buenos Aires, queremos crear el primer museo subacuático dentro del dique Piscu Yaco, basándonos en la historia de los primeros pobladores, los Comechingones. Mi padre incursionó mucho tiempo en la arqueología, en excavaciones arqueológicas relacionadas con pueblos originarios. Entonces convocaríamos a artistas plásticos para que formen parte, uno de los interesados es Eduardo Blaquier. El museo de este tipo más cercano que tenemos queda en México, así que esto sería una actividad sumamente novedosa para el turismo nacional e internacional, donde la gente podrá recorrer esta especie de galería debajo del agua, convirtiéndose en el primer museo subacuático de la Argentina.
La realidad es que es un proyecto sumamente ambicioso, pero lo estamos desarrollando. Si Dios quiere, vamos a poder tenerlo armado para la temporada que viene.
Sobre Sebastián Ruff
Fotos: Gentileza Ruff Diving