El próximo 17 de octubre, en el día de la Lealtad Peronista, se presentará “Eva, todas somos Eva”, a las 22:00 horas, en el Auditorio Mauricio López de la Universidad Nacional de San Luis.
La obra que escribió y dirige el vestuarista Charly Braile forma parte de las IV Jornadas de Teatro Comparado y el público puntano tendrá la oportunidad de verla una vez más.
Entradas:
En taquilla tendrán un valor $400 y anticipadas $300. Jubilados, estudiantes universitarios y teatreros: $200.
El punto de venta de anticipadas es en la oficina de Extensión Universitaria (2º piso del Rectorado, de 9:00 a 14:00 horas, Av. Ejército de los Andes 950).
Mi crítica
Desde su estreno en julio de este año, se dijo que es una obra para peronistas, pero no pienso que sea así. Independientemente de la ideología política recomiendo esta pieza teatral, ya que refleja la lucha histórica de las mujeres argentinas y, particularmente, de María Eva Duarte, aquella actriz que el presidente Juan Domingo Perón convirtió en primera dama.
A medida que transcurre la obra, el personaje representado por la actriz María Celeste Dominguez, va recordando su vida personal. La obra cuenta cómo fueron sus 33 años de vida, lindos, tristes e intensos.
Desde la niña de familia humilde en Los Toldos, su llegada a Capital Federal, sus inicios como artista y hasta la cachetada que recibió de Libertad Lamarque por llegar tarde a un rodaje.
La actriz se destaca con su trabajo actoral que requiere de mucho compromiso y esfuerzo por su timbre de voz, movimientos corporales y repentinos cambios de estado de ánimo.
“Antes muerta que sencilla”
Los cambios de vestuario son usados como hilo conductor y se pretende situar al espectador entre sus recuerdos, su historia y su vida pública. Charly logró diseñar los vestidos de Evita con las mismas características y para contextualizar se proyectan en la pantalla los momentos en que usó esa ropa con fotos y videos.
Tal es así, que el vestuarista formará parte de un conversatorio “Evita ícono de la moda” el jueves 17 de octubre, de 9:00 a 10:30 en el Microcine de la UNSL.
Gabriel Alejandro Flores se pone en la piel de “Paco”, el famoso modisto de Eva, acompaña a la protagonista y le ayuda con los cambios de vestuario que surgen.
La Evita después de la muerte ironiza y espera encontrarse algún día con algunos, sobre todo con Isabel Martínez que, según ella, tiene unas cuantas cosas que rendirle y explicarle.
Además, cuenta que odiaba a las damas de beneficencia que trataban a los pobres con desprecio y asco.
En un momento, la jefa espiritual de la nación lee las cartas que le envían los pobres, una de ellas es una mujer que desea tener una máquina de coser para hacer trabajos de costura. Y le promete que cada mes le devolverá centavo por centavo. Tal es así que todos los meses llegaba un sobre con dinero para Eva.
Esa Evita, desde otra dimensión, critica a las artistas que se atrevieron a caracterizarla en el cine y teatro como Madonna, Esther Goris, Nacha Guevara, Anamá Ferreira, entre otras.
La tumba sin paz
Además de todas las atrocidades que cometieron con su cuerpo, en esta obra Evita reclama que no está de acuerdo con que su cuerpo esté en el cementerio de la Recoleta y manifiesta “Lugar oligarca si los hay”. Dice que allí están todos sus enemigos de vecinos, como el General Aramburu, quien hizo desaparecer su cuerpo y un montón de aristócratas que la despreciaron y subestimaron.
La fundadora del Movimiento Peronista Femenino, impulsora del voto de la mujer y de la igualdad femenina, y creadora de la Fundación Eva Perón, realmente merecía este homenaje teatral tratado con delicadeza y respeto.
Crédito fotos: Delia Ponce, Zami Mendo, Carlos Braile
¿Por qué me emocioné?
Eva, todas somos Eva, me atraviesa y la siento parte de mi ADN. Doy fe que la ayuda social de esta influyente mujer era como se cuenta.
Mi abuela Ana era de Mendoza y tras la muerte de su padre tuvo que abandonar la primaria para salir a trabajar con sus cinco hermanitos y su madre. Una vecina de ellos, en la ciudad de Tunuyán, escribió una carta a la Fundación Eva Perón pidiendo ayuda. Cierto día llegaron cajas con mercadería y ropa para la familia. Mi abuela siempre estuvo agradecida a Eva.
En 1947, mi bisabuela María Silvestri tejió la capa que usó la representante de Tunuyán Nélida Morsucci, electa como Reina Nacional de la Vendimia con la presencia de Perón y Evita en Mendoza.
Esa capa a crochet cuando se abría tenía forma de pavo real. La primera dama quedó encantada con los detalles y Nélida se la regaló.
Mi abuelo Roberto, también mendocino, siendo adolescente pertenecía a la Marina Argentina y el 4 de junio de 1952 estuvo presente cuando Perón asumió su segundo período presencial. Me contó que vio a Evita en el recorrido tradicional por Avenida de Mayo, sostenida por una estructura metálica y cubierta por un tapado de piel, sonriendo y saludando a su gente, pese a su enfermedad.
Aunque mi expresión sea subjetiva, agradezco al equipo de “Eva, todas somos Eva” por removerme sentimientos, por hacerme sentir parte de esta historia que me conmovió hasta las lágrimas.
Los hacedores de esta propuesta están radicados en la provincia de San Luis. Nativos o emigrados a ésta desarrollaron su tarea profesional en diferentes perfiles. En algunos casos cruzaron sus caminos en otras producciones, en televisión, cine o teatro.
Ficha técnico-artística
Libro: Charly Braile
Vestuario: Charly Braile
Post producción audiovisual: Martín Poblete Ledesma
Operación de sonido: Facundo Adaro
Operación de video: Maximiliano Collado
Asistencia de dirección: Roxana Ledesma
Producción general: Andrea Breninatto, Osvaldo Rudavetz, Carlos Jose Javier Vera Da Souza
Dirección: Charly Braile