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Homenaje a Norma Pons: vida, obra y el recuerdo de una estrella

Fran Vidal
Escrito por Fran Vidal

En el día que Norma Pons cumpliría 73 años, Fran Vidal Espectáculos la homenajea con entrevistas a su hermana Mimí Pons, a su amigo y director de la última obra que protagonizó, José María Muscari y al director de su última película, Rodolfo Carnevale.

Norma Delia Orizi, conocida en el ambiente artístico como Norma Pons, nació en agosto de 1943 en Rosario. Hay un dato que muy pocas personas lo saben, en realidad nació el 12 de agosto pero sus padres, como vivían en el campo, inscribieron el nacimiento en el registro civil con posterioridad en fecha 18 de agosto.

Sus inicios en el mundo del espectáculo se remontan a la adolescencia, cuando incursionó en el radioteatro local. Más adelante, junto a su hermana Mimí, se destacó como vedette de la mano del capocómico José Marrone en el Teatro Maipo, luego con Alberto Olmedo y Jorge Porcel.

En los años setenta, en Buenos Aires, las hermanas Pons se convirtieron en cabeza de espectáculos de revistas debido a su gran belleza, altura y atractivas piernas, eran la sensación del momento.

Norma empezó a lucirse como actriz cuando abandonó las plumas y decidió formarse en teatro junto a Agustín Alezzo y Rodolfo Graziano.

En televisión, brilló como figura femenina de los ciclos de humor de Antonio Gasalla, en teatro la rompió en las últimas temporadas con “Ocho mujeres” y especialmente con “La casa de Bernarda Alba”. Además, cosechó numerosos galardones como Cóndor de Plata, Ace, Martín Fierro, Kónex , Estrella de Mar y Carlos.

En un momento magnífico de su carrera, Pons falleció a los 70 años el 29 de abril del 2014, de repente y sin ensayarlo. Nadie lo esperaba, dejó recuerdos permanentes en el corazón de sus afectos y del público. La recordamos por su trayectoria, una de las artistas más notables de Argentina que supo ganarse el cariño del público con su simpatía y talento incomparable.

Entrevista a Mimí Pons

¿Cómo recordás a Norma?

Un ser increíble, fue la persona que más me quiso y más me entendió en la vida, era como mi segunda madre, me sobreprotegía y la extraño mucho realmente; es el destino que uno tiene. En mi caso, era muy difícil que volviera al escenario y pocos días antes de su desenlace me dijo: “Vos vas a volver, tenés que volver pero todavía no, esperá”. Le dije que quería trabajar con ella y me respondió que íbamos a estar juntas pero que esperara. Estuve en “Extinguidas” porque mi hermana me iluminó o le iluminó la mente a Muscari para que me convocara y también Santo Biasatti, el dueño del Teatro Regina, quería que volviera al escenario. Todo eso lo hizo Norma, es una forma de recordarla y que esté con nosotros. Es muy difícil estar sin ella, en una parte de la obra me quedaba sola en el escenario hablando de mi hermana, de mi vida y  fue fuerte recordarla.

¿Cómo era la relación de ustedes como artistas? 

Ella fue la que descubrió mi vocación, sin mi hermana no hubiera estado en el teatro porque no estaba en mis pensamientos. Éramos la perfección, Norma y Mimí, dos mujeres con cuerpos diferentes, con talentos diferentes y de las dos hacíamos una, no había celos ni competencia, éramos tan distintas para trabajar que generábamos cosas distintas en el público. Ella mostraba el talento como actriz y yo era la vedette.

¿Tenían discusiones algunas veces?

Como hermanas teníamos nuestros encontronazos porque ella quería organizar mi vida; pero nos ayudábamos mucho. Era demasiado sobreprotectora y quería hacerme ir a dormir a las diez de la noche para que me levantara temprano y mirara el sol pero ella se acostaba tarde y se levantaba tarde (risas).

¿Es verdad que era obsesiva por la puntualidad en el trabajo?

Llegaba dos horas antes, tenía que tomar sus mates o café, a veces se iba maquillada desde casa. Es lo que aprendimos, si tenés una continuación de trabajo, como mi hermana, hasta los 70 años y seguir trabajando quiere decir que la gente la aceptó y la quería, el público es el juez del artista. Todo lo que somos es gracias a la gente, teníamos demasiada responsabilidad y la sigo teniendo, nadie me va a decir lo que tengo que hacer.

¿A Norma le quedaron sueños por cumplir?

Norma no era de viajar, nunca se compraba nada, al contrario. Ella vivió como quiso, hizo lo que quiso con su vida y nadie podía meterse. Lo único que le quedó pendiente fue que cuando llegamos de Rosario, ella quería entrar al Teatro San Martín porque trabajando ahí te consideraban buena actriz. Fue a golpear puertas, no se las abrieron y le dijeron que no porque estaba catalogada como vedette de revista y Norma les dijo “Algún día me van a llamar y yo les voy a decir que no”. Muchos años más tarde, mi hermana le cuenta esta historia a Muscari, que en ese momento estaba preparando “La casa de Bernarda Alba” y le dio la oportunidad de protagonizar la obra. Fue pionera en hacer un clásico en un teatro popular como el Regina, la primera fue Norma porque todos los clásicos se hacían en el San Martin y este teatro no tiene nada que ver con la Calle Corrientes.

¿Cómo era el cariño de la gente en el barrio cuando la veían?

¡Olvidate! En Palermo, Norma saludaba a la gente antes que la reconocieran, iba caminando y de repente paraba a una señora y le decía que le quedaba bien ese color de pelo, otras veces si le gustaba el vestido de una chica la paraba y le decía que le quedaba lindo. Los vecinos la adoraban, andaba por todos lados, iba al supermercado y también tomaba el colectivo.

¿Era coqueta para salir a la calle?

No le importaba la vestimenta, todo lo contrario,  lo mejor se lo ponía en las películas y en las obras. La mejor ropa, zapatos, pelucas, y maquillajes era para trabajar y para su vida personal era una mujer más, nadie se daba vuelta a mirarla porque no combinaba nada, se ponía cualquier cosa.

¿Qué hiciste con su vestuario que tanto amaba?

Cuando Norma falleció no me quede absolutamente con nada, todo lo doné a la Casa del Teatro, no quería tener nada. Si hubiera sabido que volvía a trabajar había cosas que me hubieran venido bárbaro (risas).

En una de sus últimas entrevistas, Norma dijo que “los actores no mueren, son ángeles que van al cielo”, ¿Cómo viviste ese momento?

A eso lo dijo en Animales Sueltos, el programa de Alejandro Fantino y me acuerdo perfectamente. Me llamó la atención que dijera eso y al mes falleció. No le gustaba cuando decían “los artistas no mueren, se van de gira”; a mí me parece una frase estúpida también. Nosotras siempre pensábamos que los artistas se iban a las estrellas y yo sé que hay una estrella que me ilumina, yo la veo y a lo mejor alguien que está al lado mío no la ve. Hay una estrella que es mi hermana, no sé si es un ángel pero para mí es mi duende que me cuida.

 Entrevista a José María Muscari

¿Cuándo fue la primera vez que viste a Norma Pons?

Fue hace muchos años. Cuando la convoqué para mi comedia “Cash” en el Teatro Maipo. Su personaje era una mujer multimillonaria, dueña de campos de soja y la primera vez que la vi fue después de enviarle la obra.

Ella leyó el texto y posteriormente vino a tomar la merienda a mi casa, por supuesto que la conocía de la televisión pero nunca habíamos tenido una charla. En el primer encuentro hablamos de la obra y  en ese momento ya morí frente a la personalidad maravillosa que tenía porque era hipnótica, inteligente, personal, cuerda, loca, antigua y moderna, todo a la vez. Antes de conocerla la admiraba profundamente y después que la conocí me enamoré intrínsecamente de su persona.

¿Por qué la convocaste para La casa de Bernarda Alba?

Pienso que no elijo cosas, las cosas me eligen a mí. Después de varios años de trabajar con ella, un día estábamos comiendo y me contó que su gran sueño era consagrarse como actriz dramática porque sentía que no era considerada como tal y que era muy buena, hasta mejor que en comedia. Ella tenía un estirpe dramático y trágico en su signo personal de expresión; me dijo que le gustaría actuar en un clásico y me quedé pensando, busqué un texto que podría cuadrar con ella, adapté toda “La casa de Bernarda Alba”, se la ofrecí a Javier Faroni, a quien le encantó la idea, luego se la propuse a Norma contándole que había hecho todo para ella y así apareció el proyecto.

¿Qué momento quedó en tu corazón de las noches de teatro?

Quedaron miles de momentos, era muy emotivo verla actuar. Hicimos tres espectáculos juntos, “Cash”, la versión teatral de la película “Ocho mujeres”, donde ella hacía de la mucama y realmente estaba fantástica, de hecho escribí un monologo especial para ella que generaba ovación en la platea cada noche. Después “La Casa de Bernarda Alba”, que recibió el premio Estrella de Mar.En los casi siete años de relación que tuvimos, los tres trabajos fueron muy exitosos. Tuvimos muchas noches de teatro, y la verdad es que verla actuar siempre era magnético pero especialmente en esta última obra había una escena donde desarrollaba una pelea furiosa con su mano derecha, el personaje que hacía Andrea Bonelli, que a mí me electrizaba su papel.

¿Creés que le faltó reconocimiento como actriz? 

Se fue en su mejor momento, todo el mundo siempre supo que era una número uno. Quizás ella sentía poco reconocimiento porque tuvo pocas oportunidades de demostrar la gran actriz dramática que era pero creo que todo el reconocimiento le vino de golpe. La última obra la consagró a una felicidad plena, la adhesión a su trabajo era unánime por parte del público y la prensa; se convirtió en un éxito desde el momento que se estrenó, se agotaban las entradas con semanas de anticipación, realmente era un evento ir a ver a Norma Pons haciendo ese papel, fue muy fuerte.

Ella era cariñosa, te admiraba y te agradecía por haberle permitido mostrar a la gente su parte dramática ¿qué significó dirigirla en su última obra?

Era cariñosa y agradecida conmigo, teníamos una relación muy recíproca, jamás discutimos. Por supuesto que siempre entendí que era un ser singular con una forma de ver el mundo muy particular y esa era su magia. Me cuesta pensar en qué significa haber sido el último que la puso en un escenario, me gusta pensar en lo que ella significó en mi vida, tanto personal como artísticamente. Creo que hay un antes y un después en mi carrera con Norma por cosas emocionales que sentí por ella, pocas veces en esta profesión uno tiene empatía tan grande con alguien. Fue la persona número uno de mi existencia artística, con la que más me entendí, con la que más me divertí y con quien viví las mayores pasiones. Me va a ser muy difícil, a pesar de mi juventud en el medio teatral, volver a encontrar una persona con la que tenga esa unión. El cariño, el amor y la sensibilidad que despertaba Norma están muy presentes en mi vida siempre.

¿Qué características la hacían una artista especial?

En primer lugar era una artista, no era ni una vedette, ni una actriz, ni una cómica. Una artista de las pocas que le entregan su vida a esta profesión, para Norma todo su mundo estaba alrededor del teatro. Se levantaba pensando en la función, se preparaba desde temprano en la casa y llegaba con mucho tiempo de anticipación al teatro. Era una persona muy ritualista con un vínculo muy estrecho en cuanto a esa comunión con la gente, una gran respetuosa del público. Nunca conocí una actriz tan apasionada en esta profesión con una enorme entrega, tenía un fuego sagrado que pocos tienen. Me cuesta mucho definirla con características que no sea mágica y poderosa, todo lo que tengo para decir de ella es positivo y feliz, lo único triste es que ya no está en el plano terrenal conmigo o trabajando juntos, su ausencia es algo que nunca más voy a poder suplir.

Entrevista a Rodolfo Carnevale

¿Cómo conociste a Norma?

En el año 2006 cuando estaba por hacer un cortometraje llamado “Genesis”, ganador de un concurso en la Universidad del Cine. Fue la primera vez que me animé a hacer un trabajo con actrices de renombre como Beatriz Spelzini, Estella Molli y Norma Pons, quien hacía un papel importante.  Haber trabajado en ese corto con ella me pareció grandioso porque era una mujer simple y me transmitió su conocimiento. Fue en mis comienzos y todavía no tenía esa conexión con los actores para poder transferir mis ideas, ella me ayudó mucho desde el primer momento. “Génesis” participó de varios festivales internacionales y Norma fue premiada.

¿Por qué la convocaste para “El Pozo”?

Me dijo que tenía que hacer una película sobre algo que pasaba en mi vida, porque tengo un hermano autista y de ahí surge “El Pozo”. Nos contactábamos semanalmente, le contaba los avances del proyecto y desde el año 2008 veníamos soñando realizarlo.

Tenía ganas de trabajar con ella porque era un proyecto que habíamos conversado bastante tiempo, logramos una conexión especial juntos. Norma quería el rol de directora del hogar, un personaje duro, firme, y a su vez, cariñoso.  Fue una experiencia maravillosa ese rodaje en San Luis en el año 2011 y se estrenó en el 2012.

¿Qué anécdota quedó en tu corazón de las grabaciones?

Lo que tengo en mi corazón es cuando llegó a San Luis con su valija llena de vestuario, utilizado para sus personajes en distintas obras de teatro que había hecho. La abrimos y empezamos a elegir la ropa que usaría la directora del hogar, fue divertido. Siempre compartíamos un fernet, un cigarrillo y charlas, fueron lindos momentos que pasamos.

¿Cómo era trabajar juntos?

Era una actriz que le gustaba presenciar los rodajes aunque no le tocara trabajar en ese día, ella estaba presente haciendo el aguante al equipo observando y colaborando. Trabajar juntos era extraordinario, compartíamos muchas ideas y además teníamos un sueño en común que era una escuela de teatro. Aprendí mucho de ella, fue muy lindo conocerla; siempre tirando para adelante y aconsejándome para que no baje los brazos en esta profesión que a veces es difícil.

¿Qué significó cuando al finalizar el rodaje de “El Pozo” dijo que era la primera vez que se sentía cómoda trabajando con gente maravillosa que no insultaba?

Como en todo rodaje siempre suceden imprevistos, atrasos, problemas de elenco o de equipo técnico y yo en todo momento mantuve la calma, si había algún problema se charlaba con mucho respeto y se llegaba a una solución. Las palabras de Norma significaron mucho y quedarán siempre resonando en mí.

Norma Pons vivió a su manera, el teatro fue su elección, transmitía su potencial de manera increíble, fue y sigue siendo querida. A veces, el medio se olvida de nuestros artistas que dieron mucho en su paso por la vida, por eso, continuamos los aplausos para ella ¡Hasta siempre!

Video realizado por el Teatro Maipo en el 2014

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Redactor

Fran Vidal

Fran Vidal

Soy Licenciado en Comunicación Social.
Graduado de la Universidad Nacional de San Luis.
Periodista de Espectáculos y Director periodístico de www.franvidalespectaculos.com.

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